miércoles, 23 de septiembre de 2009

El policial mas corto del mundo...

Viernes, 19hs.
Estoy sentado en mi despacho, sentí tres golpes contra el cristal de la puerta.

-Pase – grite desde mi escritorio.

Se abrió la puerta, y entro ella. Delantera prominentemente acentuada por un vestido rojo de noche, apretado y escotado, largos rizos rubios, carnosos labios, era -en resumidas cuentas- el sueño carnal de casi todo hombre.

-Buenas noches.
-Buenas tardes ¿No será?- Dijo cerrando la puerta su cadera.
-Es igual -Ladre fastidiado- ¿En qué puedo ayudarle?
-Es mi marido –Adiós a mis oportunidades de dormir acompañado por esta noche.
-¿Sospecha que la engaña?
-No, no es por eso.
-Entonces, ¿Está segura y precisa pruebas para la corte?
-No, tampoco –Lo que me temía, si mis chances antes eran escasas, en ese punto se volvieron nulas.
-Entonces… ¿Que le hizo?
-No me hizo nada. Esta desaparecido nadie sabe dónde está.
-¿Se le ocurrió que quizás ya no quiere saber nada mas de usted o sus conocidos?
-No, el no es así. Nunca se marcharía sin avisar.
-¿Segura de que lo conocía tan bien?... Quizás tenía secretos ocultos.
-¡No sea estúpido! Le conozco mejor que nadie –Creo que mis preguntas le caían mal.
-Si usted lo dice –No me iba a quedar con la última palabra -¿Cuánto lleva desaparecido?
-Tres días –Comento a punto del llanto.
-¿Tres días? ¿Es una broma?
-Si, lleva tres días… ¿Qué tiene de malo?
-Es que a ese tiempo no lo toma ni la policía.
-Eso, ya lo sé. Es por eso que acudo a usted –A esa altura de la noche, con la certeza de que no dormiría acompañado, y totalmente fastidiado, decidí terminar el asunto.
-Vuelva en dos días. Y veremos qué pasa.
-Pero 5 días es mucho…
-No es tanto como usted cree.
-No puedo esperar tanto –Refunfuño en una actitud que iba entre enojada y angustiada -¿Y si fue secuestrado?
-Señora, si hubiera sido secuestrado, ya hubieran pedido un rescate ¿No le parece?
-¿Y si esperan un mejor momento?
-Créame, ningún secuestrador deja pasar tanto tiempo.
-Usted no quiere trabajar –Se levanto y se fue. Cerrando la puerta de un golpe, y para ser francos, tenía razón.

A la semana, mientras ojeaba un diario de un cafetín. Veo una nota en los policiales, en cuya foto figuraban la rubia y un hombre mayor. Cuando termine de leer el artículo, resulto que el viejo, era su marido. Y que había sido acecinado a causa de un fallo en las negociaciones, para el rescate, de su secuestro.

¿Quién lo diría? La rubia tenía razón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario