martes, 16 de diciembre de 2008

El misterio tras el humo

Era interesante, desde una mesa, que residía en la otra punta del bar, se veía a una persona que fumaba -y mucho-; yo me encontraba sentado con unos amigos, pero ninguno de ellos lo había notado. Quizás estaban demasiado borrachos, quizás no les importaba, o a lo mejor no la habían visto; pero yo, que por la forma en que estaba sentado veía de frente la mesa del fumador misterioso, no podía dejar de pensarlo, me intrigaba saber quien era y mi imaginación se largo a volar.
Lo primero que se me ocurrió, fue que podía ser un cubano exiliado que fumaba un Monte Cristo mientras bebía un vaso de ron con coca; también podía ser una sensual mujer de la noche, que disponía a relajarse antes de comenzar su trabajo de servicios; quizás era un hombre entrado en años, que no podía dormir durante la noche, porque le tenia pánico a la oscuridad, y para quien el día recién empezaba -fue curioso, a este ultimo, lo imagine parecido a Enrique Symns-.
Las horas pasaban -cuando nosotros llegamos el ya estaba ahí- y yo no podía dejar de pensarlo, ¿quien era?, ¿que hacia ahí?, ¿que lo tenia tan ocupado?, y otras preguntas que no vienen al caso.
Finalmente tome coraje -estaba decidido a no irme de ahí sin saber quien era-, le pedí un cigarrillo a un amigo, -fumo (pero por alguna razón, que desconozco, no compro cigarrillos) no tengo problemas en invitar tragos, cenas, alcanzar gente con el auto. Es decir, no me falta plata, pero cuando llego al kiosco, no puedo pedir un puto atado de cigarrillos- me levante, y fui hasta su mesa. A medida que me acercaba, las imágenes se aclaraban; primero una esbelta sombra sentada, luego, una cabellera oscura, una taza, un escote que aprisionaba sus pechos turgentes, aparentemente, la parte superior de un vestido con corsé -con cierto aire victoriano-. Estando parado, frene a ella, no podía distinguir sus rasgos, pero podía ver que estaba leyendo muy interesada un libro sobre los ideales de Trotsky; entonces.
-Discúlpame
-¿Si? -Me dijo sin dejar de mirar su libro
-Me convidas fuego
-Si, pera -Abrió su cartera, busco un encendedor, y me lo extendió
-Gracias, por cierto, soy Guille, un gusto -Dije con voz de idiota mientras se lo devolvía
-No es nada, Mariela
El primer paso, ya estaba dado, solo necesitaba saber que hacia sentada en un bar de mala muerte en La Paternal, solamente acompañada de un libro, un sábado a la noche.
Le pregunte si me podía sentar, ella marco la hoja con un señalador; guardo su libro en la cartera y me hizo un lugar en el sillón de pared.
Al principio la charla fue distendida, me entere que tenia 22, estudiaba psicología, y no vivía lejos de allí -a su vez ella averiguo algunas cosas mías-, hasta que finalmente.
-Para, se a donde queres llegar -me dijo y la mire perplejo, con esa cara que ponen los chicos cuando son sorprendidos haciendo alguna macana
-¿Como?
-No te quemes la cabeza por mi, estas pediendo tu tiempo -nuevamente la vi con cara de boludo -Yo estaba esperando a una chica, pero la trola me dejo plantada.
-¿He?
-Soy lesbiana -su confesión me cayo como un baldazo de agua fría en invierno
Se levanto, me beso la frente, y se fue meneando sus caderas -asombrosamente paso inadvertida entre la gente. Termine un cigarrillo que ella me había convidado, y volví a la mesa. Mis amigos seguían hablando como si yo nunca me hubiera ido, me uní a la charla y nunca más volví a hablar del tema.

1 comentario:

  1. hola man, soy queensryche de ogame (en blogspot soy nath...www.menteprog.blogspot.com) claro que en mi blog ditribuyo arte (musica) y no la creo como tu.... al menos cuando sea buen musico creare algo.

    Dejame decirte que si escribieras un libro te lo compraria de buena ganal, es bastante sobrio el estilo..tienes toda la pasta de escritor.

    felicitaciones GH..nos vemos.

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